La guerra que no se quiere ver
Veredicto. | VICTORIA GESUALDI/ANFIBIA
Fito Paniagua | Contacto
▪ La batalla contra la información que libró la prensa de EE. UU. y de Gran Bretaña cómplice de la invasión a Irak, en 2003, puede asimilarse a la de la corporación periodística contra el Gobierno nacional. La muerte de Nisman desquició al conglomerado de medios opositor, que, valiéndose de mentiras y difamaciones, plantó la hipótesis que más le conviene: al fiscal lo mataron denunciar a la presidenta. Los que apoyaron la locura militar de Bush admitieron su error y pidieron disculpas. En la Argentina, ¿bastará un mea culpa para expiar los desatinos?