Paraguay, Mitre y el diario La Nación

Fito Paniagua

El matutino porteño cuestiona la falta de autoridad moral de algunos presidentes latinoamericanos que condenaron la destitución de Fernando Lugo. Habla de Chávez, Evo Morales, Correa, Ortega y, claro está, de la señora Kirchner, a quienes acusa de violar permanentemente sus respectivas Constituciones. Y aboga por un pronunciamiento regional que preserve al pueblo paraguayo. Ese pueblo arrasado hace casi 150 años en una guerra infame que comandó su fundador. 

En su editorial del 26 de junio último, el diario porteño La Nación se pregunta “con qué autoridad moral” la “señora Kirchner” –como la llama ahora la prensa opositora a la presidenta Cristina Fernández– cuestionó el proceso de destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo, si ella “ni siquiera cumple con los fallos de su propia Corte Suprema de Justicia”, y considera que “hay una asimetría entre la forma en que se ha atacado la decisión casi unánime del Congreso paraguayo” contra Lugo y “la indiferencia con la cual se toma nota de las violaciones permanentes de las respectivas constituciones nacionales por parte de gobiernos con legitimidad de origen”.
Se refiere concretamente a los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela; Rafael Correa, de Ecuador; Daniel Ortega, de Nicaragua, y Evo Morales, de Bolivia, y, claro está, el gobierno de la señora Kirchner, a quien La Nación imputa “un antidemocrático cercenamiento de la libertad de prensa y una persecución a los medios independientes”.
Con todo, el diario fundado por Bartolomé Mitre hace 142 años, deja al final del editorial un mensaje de consideración y respeto al pueblo paraguayo: “Es hora de actuar con prudencia y equilibrio. Sin posturas altisonantes que lastimen a la gran víctima de lo sucedido en Paraguay, que es su pueblo”. Y aboga por “el esclarecimiento que se ocupen de hacer, entre otros, organismos internacionales que deberían actuar con más celo sobre el acatamiento de los poderes políticos a los contenidos de fondo de la democracia, en lugar de ceñirse nada más que a la verificación de la forma en que se ha constituido un gobierno”.
Molesta e indigna sobremanera a La Nación que quienes condenan el golpe parlamentario en Paraguay sean los mismos que, según el editorial, violan las leyes en sus países, como la “señora Kirchner”. Ahora bien, si de coherencia y autoridad moral se trata, sobreviene inexorablemente la pregunta: ¿quién comandó la mayor parte de la bien llamada por Norberto Galasso Guerra de la Triple Infamia –oficialmente, la Guerra de la Triple Alianza– que desde 1864 y durante casi cinco años arrasó con el Paraguay y su pueblo?
“Habían ido a llevar la civilización a Paraguay. Esa civilización del puñal y del cuchillo, introducida por Mitre y por Sarmiento para terminar con la barbarie de los ferrocarriles, de los telégrafos, de la superación espiritual, moral e intelectual del pueblo paraguayo”, dice el historiador mexicano Carlos Pereyra.