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23.11.12

Anita

La periodista Ana Pastor. | El País


Fito Paniagua

PARA ENTENDER | 
 Amnistía Internacional condena a Ecuador
■ El honor del mandatario, Mario Vargas Llosa


Ana Pastor entrevistó en marzo último al presidente de Ecuador, Rafael Correa. Discutieron sobre el papel de la prensa, tras el caso del diario ecuatoriano El Universo, condenado por difamar al mandatario. La periodista, famosa en España por incomodar a sus entrevistados, fue despedida de TVE por el gobierno de Rajoy. Correa quiso saber de ella cuando estuvo hace una semana en la Cumbre Iberoamericana, en Cádiz. ¿Y qué pasó con Anita?, preguntó frente a las cámaras del canal público. La anécdota sirve para derrumbar algunos mitos sobre los medios.

El 19 de marzo de este año, el programa Los desayunos de TVE emitió una entrevista con el presidente de Ecuador, Rafael Correa, de paso por España por una escala técnica en su viaje a Turquía. Lo entrevistó la periodista Ana Pastor, reconocida por sus entrevistas, una de las más famosas con el líder iraní Mahmud Ahmadineyad, en marzo de 2011.
Pastor, quien, en un momento tenso de la charla, le pidió a Correa que dejara de llamarla Anita, dio pelea cuando se trató el tema de la prensa en Ecuador, con eje en el caso del diario El Universo, cuyos directivos fueron condenados a prisión por injuriar al presidente, aunque este les perdonó una vez que el máximo tribunal del país ratificó la sentencia.
Sin vueltas, el mandatario redefinió lo que se llama “prensa” como “negocios privados dedicados a la comunicación social” que manipulan y defienden el fin de lucro por sobre derechos y libertades. ¿Qué prevalece cuando un medio cuyo dueño es la banca debe criticar a la banca?, ¿el interés privado o el interés publico?, le preguntó Correa a Anita, que, algo desorientada e incómoda pero empecinada en defender a los medios, respondió que “en algunos casos” prevalece el interés “profesional”.
En ese tramo de la charla, el más tenso (aquí el video, desde los 16.54 minutos hasta los 24.14), Correa pronunció algunas frases significativas: “Hay que construir la verdad, más que construir escuelas, caminos y hospitales; si no, no saldremos del subdesarrollo”. “La mentira ha destruido América Latina”. “Ustedes [los medios] se creen propietarios de la opinión pública; no, ustedes son propietarios de la opinión publicada”. “Derrumben esos mitos de políticos malvados persiguiendo a pobres periodistas y medios de comunicación; ¡es al revés! Esos medios son los que han respaldado las dictaduras, han callado con las represiones, con los atracos bancarios, son los que persiguen a los gobiernos que queremos cambiar las cosas”.
Anita, sin poder acomodarse a los modos del presidente latinoamericano, cayó en clichés para vapulear a Correa, en defensa de una supuesta prensa impoluta que se dedica supuestamente a vigilar a gobiernos descarriados: los políticos también mienten; hay corrupción en la prensa como en todos lados… E intentó acorralarlo con las acusaciones de un editorial de The New York Times y de informes sobre la libertad de expresión de organizaciones como Amnistía Internacional. Correa le enrostró entonces el “espíritu de cuerpo” con que actúa la prensa a fin de “mantener intocado” su poder.
Lo de El Universo es un claro ejemplo de hasta dónde se puede llegar en nombre de la libertad de expresión. El diario publicó, en febrero de 2011, una columna titulada No a las mentiras, firmada por el entonces jefe de Opinión, Emilio Palacio, en la que acusa al Dictador (así lo llama a Correa) de “haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente” durante una sublevación policial de septiembre de 2010, que intentó llevarse puesto al presidente.
Correa demandó al diario por difamación. La Corte Nacional de Justicia ratificó la sentencia en febrero de este año: tres años de cárcel para tres directivos de El Universo y para Palacio, y el pago de 40 millones de dólares.
Ocho meses después de aquella entrevista con Anita, Correa volvió a España para participar de la XXII Cumbre Iberoamericana, en Cádiz, que se desarrolló el 16 y 17 de noviembre. TVE volvió a entrevistarlo. Esta vez no se habló de la prensa, aunque, ya en el cierre de la nota, el mandatario le preguntó a la periodista: “¿Qué pasó con Anita Pástor (sic)?”. Con una risa nerviosa, la entrevistadora, Érika Reija, respondió: “Ya no está”. Pero “no decían que había independencia en los medios, que por el profesionalismo los periodistas garantizaban la independencia”, ironizó el presidente, recordando aquel entredicho con Anita. Y remató: “Desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta” (aquí el video).
Ana Pastor fue despedida de TVE en agosto de este año, después de seis años en la televisión pública española. No fue la única, merced a la tradición de cambiar las autoridades de RTVE cada vez que hay cambio de Gobierno, lo que deja en evidencia que la radio y la televisión pública de España no son precisamente el modelo de medio independiente con el que muchos sueñan acá, ajenas a los vaivenes políticos.
Ocho años después, con Mariano Rajoy en el Gobierno, TVE volvió a colocar en puestos clave a los mismos que estaban en la etapa de José María Aznar, el líder del PP que, en la Presidencia del Gobierno, pergeñó una escandalosa manipulación informativa sobre el atentado del 11-M (11 de marzo de 2004), para dejar a ETA como responsable de la muerte de casi 200 personas en la estación madrileña de Atocha.
Según el diario El País, el PP nunca vio con simpatía a Pastor. Un diputado había condenado en su blog “la impertinencia y el hostigamiento” que mostraba la periodista con los invitados procedentes de las filas del PP, frente al “amable y zalamero” trato que dispensaba a los socialistas.
“En mi caso ha habido una campaña de un sector de PP, aunque me consta que no todo el mundo en Moncloa [sede del Gobierno español] comparte la decisión de TVE de despedirme”, dijo Pastor tras conocer la decisión de desvincularla de Los desayunos, que dirigía hacía tres años.
Pastor –recordada también por su advertencia a Correa: “Yo no respondo preguntas; las hago”– tendrá que admitir que en la decisión sobre su continuidad en TVE no prevaleció “lo profesional”, como ella le había marcado al presidente de Ecuador respecto de qué se prioriza en los medios. En verdad, lo profesional es lo que menos cuenta. 

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