Whiskyleaks
Por Luis Bruschtein, Página 12. De los más de 250 mil cables que liberó Wikileaks, 2233 corresponden a la Argentina, o sea menos del uno por ciento. Sin embargo, El País (el único medio de habla hispana de los cinco que tuvieron acceso inicial a los cables) le ha otorgado un centimetraje de nota principal en tres de los cuatro primeros días del wikileaksgate. Una de dos: Argentina es uno de los países más importantes para los Estados Unidos o es uno de los más importantes para El País. Lo primero suena un tanto pretencioso. Argentina no es tan importante en el mundo, aunque así les pueda parecer a los argentinos. Entonces se trata de una decisión editorial del diario español, asociado en la Argentina con el diario La Nación, y dueño o socio en la propiedad de otros medios de comunicación, entre ellos Radio Continental.
El primer día, El País le dedicó un lugar en la tapa: “Preocupación en Estados Unidos por la salud mental” de Cristina Kirchner. Un destaque así es poco menos que decir que la presidenta argentina está tan mal de la cabeza que le chifla el moño. Ese mismo día publicaba en la portada junto a la foto de Cristina Kirchner, las de Sarkozy, Ahmadinejad, Chávez, Merkel y Putin. El País, cuya mirada sobre América latina suele ser muy conservadora, forzaba a toda máquina los cables relacionados con Argentina. Se supone que el foco de atención internacional está puesto en Afganistán, en Medio Oriente, China o Europa. Pero El País ha incorporado a la Argentina a esa reducida lista.
De la palabra “preocupación” con la que presentó la noticia el primer día, y que fue utilizada por el diario La Nación al siguiente para su principal título de tapa, pasó al más sobrio “inquietud” en el título de la nota cuando finalmente apareció, y terminó en un modesto “curiosidad” en el texto de la periodista Soledad Gallego. En el primer día la nota destacaba que la preocupación que despertaba en Estados Unidos el gobierno de Cristina Kirchner los había llevado al punto de inquirir sobre la salud de la Presidenta. Pero el cable original no hablaba en ningún momento de preocupación por la política del gobierno argentino. Eso era un agregado libre de El País. La corresponsal en Argentina finalmente aclaró que el planteo de ese cable –que llevaba la firma de “Clinton”– consistía en un trámite normal en las cancillerías que suelen pedir un perfil psicológico de los principales líderes. En todo caso, el cable nunca hablaba de “salud mental”, como se consignaba inicialmente en El País, sino que preguntaba por el “estado mental” y la salud de la Presidenta. En esa jerga periodística “salud mental” quiere decir loco. “Estado mental” es mucho más amplio y abarca situaciones que están enumeradas en el mismo cable, como por ejemplo la capacidad de la Presidenta para tomar decisiones en situaciones de estrés.
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El primer día, El País le dedicó un lugar en la tapa: “Preocupación en Estados Unidos por la salud mental” de Cristina Kirchner. Un destaque así es poco menos que decir que la presidenta argentina está tan mal de la cabeza que le chifla el moño. Ese mismo día publicaba en la portada junto a la foto de Cristina Kirchner, las de Sarkozy, Ahmadinejad, Chávez, Merkel y Putin. El País, cuya mirada sobre América latina suele ser muy conservadora, forzaba a toda máquina los cables relacionados con Argentina. Se supone que el foco de atención internacional está puesto en Afganistán, en Medio Oriente, China o Europa. Pero El País ha incorporado a la Argentina a esa reducida lista.
De la palabra “preocupación” con la que presentó la noticia el primer día, y que fue utilizada por el diario La Nación al siguiente para su principal título de tapa, pasó al más sobrio “inquietud” en el título de la nota cuando finalmente apareció, y terminó en un modesto “curiosidad” en el texto de la periodista Soledad Gallego. En el primer día la nota destacaba que la preocupación que despertaba en Estados Unidos el gobierno de Cristina Kirchner los había llevado al punto de inquirir sobre la salud de la Presidenta. Pero el cable original no hablaba en ningún momento de preocupación por la política del gobierno argentino. Eso era un agregado libre de El País. La corresponsal en Argentina finalmente aclaró que el planteo de ese cable –que llevaba la firma de “Clinton”– consistía en un trámite normal en las cancillerías que suelen pedir un perfil psicológico de los principales líderes. En todo caso, el cable nunca hablaba de “salud mental”, como se consignaba inicialmente en El País, sino que preguntaba por el “estado mental” y la salud de la Presidenta. En esa jerga periodística “salud mental” quiere decir loco. “Estado mental” es mucho más amplio y abarca situaciones que están enumeradas en el mismo cable, como por ejemplo la capacidad de la Presidenta para tomar decisiones en situaciones de estrés.
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