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1.11.13

Capitanich, ¿el garante del modelo?



Hernán Álvarez | Contacto | @hernanescribe



Tras el amplio triunfo en las legislativas, el gobernador chaqueño se perfila como uno de los presidenciables del oficialismo nacional. Hombre de consulta de la Presidenta, se especula por estas horas con su arribo al gabinete. Pensando en 2015, podría acompañar a Scioli en la fórmula del FPV. Su lealtad, la clave.  

El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, se perfila como presidenciable por dos razones: el amplio triunfo que logró en las elecciones legislativas del 27 de octubre en Chaco y, sobre todo, por haber sido un exponente fiel al modelo kirchnerista.
A sus 49 años, Capitanich es el gobernador de mayor confianza de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su figura desata en 2013 varias especulaciones acerca de sus próximos pasos en política: puede ser candidato a presidente, acompañar en una fórmula presidencial a Daniel Scioli, ser jefe de Gabinete o llevar adelante el manejo de la economía del país. Estas especulaciones no surgen desde la nada.
Capitanich es fuente de consulta permanente de la Casa Rosada para tomar decisiones centrales: apoya las restricciones a las compra de dólares y las retenciones a las exportaciones, aconsejó políticas distributivas como la asignación universal por hijo, alentó elevar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, recomienda pautas de crecimiento para elaborar el presupuesto nacional y diseña el reparto de fondos del Estado para el desarrollo industrial.
Desde que en 2007 ganó la gobernación del Chaco, el mandatario fue aliado fiel a Néstor y Cristina en los peores momentos del kirchnerismo, como el conflicto con las entidas rurales por las retenciones a las exportaciones de granos y la actual pelea con el Grupo Clarín.
Tras el fallo de la Corte Suprema que sentenció la constitucionalidad de la ley de medios, el 29 de octubre, Capitanich salió a pedir que la norma se aplique “con todo su peso”, en relación con que la inapelable decisión judicial obliga a Clarín, el mayor “enemigo” del Gobierno, a desprenderse de las licencias de radio y TV que el grupo excede. Scioli y el resto de los gobernadores K fueron, en tanto, más medidos en el festejo por ese fallo.
En todas las confrontaciones por la política nacional, se comportó públicamente como un expreso defensor de las medidas económicas y sociales tomadas por la Presidenta, a la vez que profundizó su discurso con un giro contrario al pensamiento de la actual derecha argentina. Tras haber sido jefe de Gabinete del expresidente Eduardo Duhalde, es hoy uno de los que más remarca la pretensión de sostener un gobierno “nacional y popular”, en esos términos, con toda la construcción simbólica que el peronismo expresa en sus manifestaciones.
Capitanich nunca objetó el avance de La Cámpora en organismos públicos, así como tampoco amagó con irse, a diferencia de otros mandatarios, como el salteño Juan Manuel Urtubey o el entorno del propio Scioli, que creó paralelamente La Juan Domingo, en un intento de contrarrestar a los camporistas de Máximo Kirchner.
Capitanich no duda en sostener que el capitalismo mundial hundió a las grandes potencias de Europa y Estados Unidos en una profunda crisis por mantener un modelo “agotado” que la Argentina ya vivió en 2001, en clara referencia a las políticas de ajustes que esos países aplican en la actualidad con recortes de salarios de activos, jubilaciones y avance de la desocupación.
Esa concepción de la historia la manifestó en el discurso que pronunció en el encuentro de Gestar, con Daniel Scioli y otros mandatarios kirchneristas, el 1 de agosto pasado en Corrientes.
Señalado como menemista y duhaldista por su pasado de la década del 90, su giro discursivo se apoyó en el concepto de “la unidad latinoamericana” para establecer relaciones comerciales y políticas de fortalecimiento con los países de América del Sur, aunque fue cuestionado porque en Chaco permitió el desembarco de bases militares de Estados Unidos que llegaron hace varios años con la promesa de realizar “tareas humanitarias”.
En las legislativas del 27 de octubre, Capitanich dejó debilitado al radicalismo chaqueño de cara a la pelea por la gobernación de esa provincia para 2015: ganó con el 59,3 por ciento contra el 36,2 que obtuvo su clásico rival, el radical Ángel Rozas, un exgobernador que pretende volver a presentarse dentro de dos años. Con esos números, selló la ventaja más amplia de su carrera política, en el peor momento del FPV en los principales distritos del país, y avisó: “Es mi última elección como gobernador”.
Ya decidido a no buscar un tercer mandato en su provincia, el chaqueño comenzó a mirar con mayor entusiasmo el panorama político para extender su liderazgo a nivel nacional, aunque públicamente considera que es “prematuro” porque “los tiempos políticos son cambiantes”, advirtió esta semana. Esta advertencia del chaqueño significa que Cristina aún no tiene decidido que Scioli sea su sucesor, aunque trascienda que el bonaerense tenga las mayores chances.
Con respecto de la figura de Scioli, hacia fines de 2013, Capitanich todavía no dio una señal clara de que puede romper relaciones con el bonaerense y sostiene que el PJ debe mantener la unidad con el respaldo de sus gobernadores y apoyando, sin medias tintas, la política nacional de CFK. A pesar de la debacle electoral del Frente para la Victoria en los principales distritos del país, pidió “calma” y no pasó factura puertas adentro del partido como sí lo hicieron Martín Isaurralde y Gabriel Mariotto, tras el resultado del 27 de octubre en la provincia de Buenos Aires.
El mandatario provincial es uno de los hombres de mayor confianza de Cristina y se sabe que la Presidenta, ya sin chances de competir por la rerreelección, lo quiere en la estructura del poder central como una garantía para la continuidad del modelo nacional en caso de que el peronismo retenga el Gobierno dentro de dos años.
Con Capitanich como vice, Cristina y el arco kirchnerista más duro se asegurarían el control del Congreso en caso de que prospere la “fidelidad” al proyecto que Scioli promete para tener el apoyo como candidato a presidente. Cualquier análisis indica que el bonaerense le saca ventaja por su fama nacional de gestor “dialoguista” y por gobernar el distrito más grande de la Argentina, la provincia de Buenos Aires.
En esa trama de la confianza que inspira en Cristina y el desempeño de Scioli en la interna kirchnerista navegan las chances de Capitanich hacia 2015.

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