No fue un acuartelamiento
El local de Musimundo de Barranqueras, en pleno saqueo. | F. R.
Marcos Salomón
Mientras se cumple con la rutina del domingo, empieza a levantarse un tufo a conspiración. De a poco comienza a rodar la pelota de la paranoia. Se presenta como imparable y amenaza con llevarse todo por delante. Es oficial, está en los medios: la policía chaqueña está acuartelada. ¿Quién dispara la advertencia sobre la inminencia de hordas saqueadoras?
Era la tarde de un domingo sofocante, bien chaqueño. La rutina del séptimo día, típica de una capital de provincia del norte argentino: plazas con familias, tereré por doquier, cine con espectadores, pero también consumidores ávidos de comprar la novedad o mercadería o consumir o simplemente pasear.
Los más fiacas consideran válida también la opción de la TV y algún presuntuoso se jacta de leer, ese seguro tenía algún ventilador o split cerca. Los deportistas transpirando la camiseta y el resto ni se entera de que el tiempo transcurre mientras duerme o deja pasar el tiempo a lo bobo.
Pero mientras se cumple la rutina del domingo, empieza a levantarse un tufo a conspiración, a romper la “normalidad” de un día cualquiera. De a poco comienza a rodar la pelota de la paranoia. Y en la cuesta abajo, se presenta como imparable y amenaza con llevarse todo por delante.
Es oficial, está en los medios (aunque con una pobre cobertura periodística, que continuará igual 24 horas después). La policía chaqueña, como pasó en otras provincias argentinas, está acuartelada. Aunque, los propios policías, obviamente, lo desmienten y hablan de “trabajo a reglamento”. Y, para completar el hipócrita cuadro, disfrazan esa protesta de reclamo salarial.
La hora de la paranoia comienza con el saqueo indiscriminado. La realidad muestra a familiares en las principales plazas de Resistencia. Que saquearon un supermercado chino, mientras el Parque Urbano Tiro Federal está con capacidad colmada.
El tránsito, un caos como siempre. Los automovilistas aprietan fuerte la bocina, ajenos al caos y el saqueo. Mientras, la policía (esa que no está acuartelada) “advierte” a los comerciantes que cierren sus puertas por el peligro inminente de hordas de notables saqueadores.
Las redes sociales y aplicaciones de mensajería multiplataforma juegan su juego paralelo a la realidad. Que saquearon un supermercado de una cadena internacional francesa, dice el WhatsApp. Que, después de la advertencia policial, autoridades del súper pidieron a sus clientes abandonar las instalaciones por las dudas, devuelve la realidad.
Ni una imagen similar a la de Córdoba, con esas escenas de vandalismo (permitiéndose reproducir el discurso dominante de los medios), solo policías –que no se estaban acuartelando– reuniéndose en asamblea en algunas comisarías de Resistencia, a los que se sumó personal penitenciario provincial, como en el caso de Sáenz Peña.
Por suerte, en el medio de un domingo de tanto caos, vandalismo, saqueos, paranoia, miedo (1), asambleas policiales que no eran acuartelamientos, mientras caía la noche en Resistencia, capital del Chaco, había locales de comida o fruterías o heladerías o bares donde poder ahogar tanta amargura.
1. Veinticuatro horas después, se confirmó que robaron en la sucursal Musimundo de Barranqueras. En Resistencia, el supermercado Impulso por avenida Alberdi y una pilchería llamada Barba Negra, por avenida San Martín. Y la propia policía –sin imágenes ni posibilidades de chequeo periodístico– informó que evitó “varios intentos de saqueo”.
Los más fiacas consideran válida también la opción de la TV y algún presuntuoso se jacta de leer, ese seguro tenía algún ventilador o split cerca. Los deportistas transpirando la camiseta y el resto ni se entera de que el tiempo transcurre mientras duerme o deja pasar el tiempo a lo bobo.
Pero mientras se cumple la rutina del domingo, empieza a levantarse un tufo a conspiración, a romper la “normalidad” de un día cualquiera. De a poco comienza a rodar la pelota de la paranoia. Y en la cuesta abajo, se presenta como imparable y amenaza con llevarse todo por delante.
Es oficial, está en los medios (aunque con una pobre cobertura periodística, que continuará igual 24 horas después). La policía chaqueña, como pasó en otras provincias argentinas, está acuartelada. Aunque, los propios policías, obviamente, lo desmienten y hablan de “trabajo a reglamento”. Y, para completar el hipócrita cuadro, disfrazan esa protesta de reclamo salarial.
La hora de la paranoia comienza con el saqueo indiscriminado. La realidad muestra a familiares en las principales plazas de Resistencia. Que saquearon un supermercado chino, mientras el Parque Urbano Tiro Federal está con capacidad colmada.
El tránsito, un caos como siempre. Los automovilistas aprietan fuerte la bocina, ajenos al caos y el saqueo. Mientras, la policía (esa que no está acuartelada) “advierte” a los comerciantes que cierren sus puertas por el peligro inminente de hordas de notables saqueadores.
Las redes sociales y aplicaciones de mensajería multiplataforma juegan su juego paralelo a la realidad. Que saquearon un supermercado de una cadena internacional francesa, dice el WhatsApp. Que, después de la advertencia policial, autoridades del súper pidieron a sus clientes abandonar las instalaciones por las dudas, devuelve la realidad.
Ni una imagen similar a la de Córdoba, con esas escenas de vandalismo (permitiéndose reproducir el discurso dominante de los medios), solo policías –que no se estaban acuartelando– reuniéndose en asamblea en algunas comisarías de Resistencia, a los que se sumó personal penitenciario provincial, como en el caso de Sáenz Peña.
Por suerte, en el medio de un domingo de tanto caos, vandalismo, saqueos, paranoia, miedo (1), asambleas policiales que no eran acuartelamientos, mientras caía la noche en Resistencia, capital del Chaco, había locales de comida o fruterías o heladerías o bares donde poder ahogar tanta amargura.
1. Veinticuatro horas después, se confirmó que robaron en la sucursal Musimundo de Barranqueras. En Resistencia, el supermercado Impulso por avenida Alberdi y una pilchería llamada Barba Negra, por avenida San Martín. Y la propia policía –sin imágenes ni posibilidades de chequeo periodístico– informó que evitó “varios intentos de saqueo”.
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