Rozas sigue perdiendo
José Luis Brés Palacio
A una semana de los comicios en Chaco, el escrutinio definitivo sigue sin que la realidad electoral de hace siete días se haya modificado: Ángel Rozas sigue perdiendo. Pero, algo más que votos entraron en ronda en nuestra provincia a partir de que la Alianza Frente de Todos decidiera entrar en este pantano del “fraude sí”, “fraude no”, “demoremos y al que no le guste que se embrome” de cuyo fango el ex caudillo parece no querer salir y, tras cada manotazo, lo único que logra una y otra vez es hundirse cada vez más.
Dicen que el pueblo se equivoca, como exigiendo a un pueblo que literalmente muere de hambre y que detenta los índices de analfabetismo estructural y funcional como los que construyó la Alianza en Chaco en los últimos doce años, que tenga “cultura política” de fuste. Pero, “Vox populi, vox Dei”.
Dicen que lo que están intentando los perdedores es encontrar un resquicio por donde filtrar el fraude que les permitiría salirse con la suya.
Dicen que a lo que el aliancismo se resiste es a entregar el poder acumulado durante más de una década.
Dicen que lo que no temen algunos ex winners es quedar sin fueros por posibles investigaciones sobre sus patrimonios.
Dicen que, de lograr su objetivo los del capanga de Pinedo, los del otro lado incendiarán la provincia.
Dicen que el jinete líder de las Cabalgatas de la Fe increpó duramente a Aída Ayala, no por no haber encontrado un asesor de imagen que mejore en algo su inefable aspecto, sino por haber sacado más votos que él.
Dicen que el puño crispado de las imágenes de la campaña aliancista llegó, en más de una oportunidad, al mismo rostro de Roy Nikisch.
Dicen que el lema de campaña: “Con la fuerza de Rozas” sólo resultó ser un mecanismo “piantavotos”.
Dicen que lo que más perturba al ex invencible es que Capitanich le haya ganado con la estrategia que le permitió a él mismo llegar al poder en 1995.
Dicen que dicen que dicen que dicen...
Lo cierto es que, tras perder las elecciones, Ángel Rozas sigue perdiendo.
Rozas sigue perdiendo credibilidad, al no asumir una derrota que sabe (como todos nosotros) es irreversible (al menos sin trampas).
Rozas sigue perdiendo hasta en sus propias filas, porque su tozudez sigue empujando a su propio partido y a sus “socios” al abismo de la debacle, ahora sí vergonzante.
Rozas sigue perdiendo el tiempo (y nos los está haciendo perder a todos) intentando ver un bosque donde hay un desierto.
Rozas sigue perdiendo, aunque se salga con la suya y logre su objetivo sin legitimidad alguna.
Rozas sigue perdiendo.