|||||
Inicio
Data.Chaco
Urbano
Vademécum
El Pelafustán
RSS

28.4.13

Lumpemperiodismo

La tapa de Crítica de junio de 2008, con la denuncia contra Clarín.





Fito Paniagua | Contacto



Por su falta de conciencia de clase, el lumpen era presa fácil de la burguesía y la aristocracia, y, por tanto, funcional a ellas. Jorge Lanata trató de lúmpenes a los dos jóvenes millonarios que le dieron letra para su investigación sobre "el dinero K" y después negaron todo. Citó los casos de corrupción que él denunció en Crítica. No así lo que publicó contra Clarín, en junio de 2008. ¿Lumpen?


La palabra lumpen es un acortamiento del sustantivo lumpemproletariado, que, según el Diccionario de la lengua española, designa a la ‘capa social más baja y sin conciencia de clase’. María Moliner, en su Diccionario de uso del español, lo define así: ‘actualmente, se usa para designar a los grupos sociales más marginados’.
La Real Academia Española (RAE) toma del marxismo la característica esencial de esos grupos marginales: la falta de conciencia de clase. Carlos Marx, que incluye en esa categoría a “aventureros de la burguesía, vagabundos, timadores, saltimbanquis, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, escritorzuelos, traperos, afiladores, caldereros, mendigos”, dice que con ellos Luis Bonaparte había fundado la Sociedad del 10 de diciembre, cuyos componentes sentían “la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora” (*).
En definitiva, el lumpen, por su falta de conciencia de clase, era presa fácil de los sectores burgueses y aristocráticos y, por tanto, funcional a los intereses de esas clases.
En su segundo programa del año, Jorge Lanata, que conduce Periodismo para todos en Canal 13, trató de lúmpenes a Leonardo Fariña y Federico Elaskar, los jóvenes millonarios que le habían dado información sobre supuestas operaciones de lavado de dinero por parte del empresario Lázaro Báez, en lo que la prensa opositora presentó como la investigación periodística del año.
Los dos protagonistas centrales de la investigación sobre la denominada “ruta del dinero K” salieron después a desmentir lo que le habían confesado a Lanata, quien eligió entonces la palabra lumpen para descalificarlos. ¿Qué quiso decir el paladín de Clarín al tratar así a Fariña y Elaskar? ¿Acaso que ellos son dos saltimbanquis funcionales al poder?
En ese mismo programa, Lanata defendió su credibilidad y se atribuyó una lista de denuncias de casos de corrupción, que van desde la leche en mal estado vendida al Estado por Miguel Ángel Vico y Carlos Spadone, durante el menemismo, hasta la bolsa con dinero encontrada en el despacho de Felisa Miceli, cuando era ministra de Economía. Sin embargo, no nombró su denuncia por lavado contra la cúpula del grupo Clarín, cuando él dirigía el diario Crítica.
Más allá de su puesta en escena impregnada con la purpurina del show televisivo, lo que lo hace poco creíble a Lanata es que él trabaja ahora para un grupo empresario que está enfrentado al gobierno de Cristina Fernández por una ley que, gracias al poder del monopolio, está frenada hace cuatro años.
Así, a Lanata le cabe, como a muchos otros periodistas del monopolio, la pregunta de ¿y por casa cómo andamos? Corrupción, lavado de dinero, apriete son palabras que Lanata no puede reservarlas solo para el Gobierno. Él, de acuerdo con el concepto marxista, es también un lumpen. Y lo que hace, lumpemperiodismo. 

 *El 18 de brumario de Luis Bonaparte.

No hay comentarios:

Data.Chaco

Urbano

Vademécum