Rosario nunca estuvo cerca
Marcos Salomón
Un gancho al hígado que devuelve a la realidad tras la misa del Indio Solari. "Vienen de otras provincias, vienen paraguayos y bolivianos. Acá tenemos barrios enteros de chaqueños...". ¿Lo dijo algún exponente de la derecha? ¿Acaso Biondini? No, lo dijo Hermes Binner, socialista, exgobernador de Santa Fe y aspirante a ser presidente. "Bobo suelto, cordero atado".
Rodolfo Mondolfo se sacudió la modorra tardía causada por la misa del Indio Solari y necesitó de su fiel amigo Juancito Caminador para digerir el gancho al hígado que devuelve la realidad macondiana argentina.
“Vienen de otras provincias (a Rosario), vienen aquí permanentemente, bueno, vienen paraguayos y bolivianos ¿no? pero básicamente son de las provincias argentinas. Acá tenemos barrios enteros de chaqueños. Tenemos cuatro barrios extraordinariamente grandes de tobas, que vienen corridos porque la soja los desplazó de su terreno y eso no es una política que se pueda solucionar desde Rosario, hay que solucionarla desde Buenos Aires”.
El textual no es de un hombre de la derecha tampoco de un cacerolero ni de un seguidor del nazi Biondini o de la pro dictadura Cecilia Pando. Lo dijo Hermes Binner, quien fue gobernador de Santa Fe y pretende ser el próximo presidente de los argentinos. “¿De los 40 millones?”, se preguntó atribulado Mondolfo, nuestro “pensador a secas”.
La historia muestra al socialismo pegado a dictaduras, gobiernos conservadores, promoviendo golpes de Estado y siendo funcional a gobiernos dictatoriales, como Alfredo Palacios que fue embajador de la Revolución Fusiladora (la que derrocó en 1955 a Juan Domingo Perón y lo proscribió durante 17 años).
Pero Binner, además de mostrarnos coherencia con el pasado nefasto, nos muestra una nueva cara: la de un unitario que pide a gritos que Buenos Aires le resuelva sus problemas. “¿Para qué quieren ser electos?”, se preguntó Rodolfo.
Para completar, Binner, el mismo que pide respeto por la Constitución nacional, la viola hasta en el discurso, tirando a la basura el Preámbulo, que nuestro “pensador a secas” aprendió de memoria, no gracias a la escuela, sino a escucharlo a Raúl Alfonsín repetirlo hasta el hartazgo en sus discursos de campaña, antes de ser elegido presidente en 1983.
“Nos, los Representantes del pueblo de la Confederación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las Provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer á [sic] la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Confederación Argentina”.
¿Qué diría Alfonsín de este progresista santafesino? Y estaría resignado, porque Binner no hizo otra cosa que repetir el mismo discurso que en 2006 lanzaba el intendente socialista de Rosario, Miguel Lifschitz (hoy senador), acusando al entonces gobernador chaqueño Roy Nikisch “de hacerse el distraído” ante la masiva migración de chaqueños a la segunda ciudad santafesina.
Y así se justificó: “El problema del municipio no tiene que ver con una falta de solidaridad, para recibir a los compatriotas que vienen corridos por la miseria, la desocupación y el hambre desde la provincia hermana de Chaco”.
En 2006, hace siete años, cuando socialistas y radicales no eran aliados políticos, Hugo Matkovich, que era ministro de Gobierno, retrucó: “Parece que todos los problemas que tiene Rosario son del Chaco... en Argentina hay libre tránsito de personas”.
De regreso al presente, después de un Juancito Caminador y llenarse los pulmones de tabaco, Mondolfo no pudo más que llegar a una reflexión ricotera: “Bobo suelto, cordero atado”.
“Vienen de otras provincias (a Rosario), vienen aquí permanentemente, bueno, vienen paraguayos y bolivianos ¿no? pero básicamente son de las provincias argentinas. Acá tenemos barrios enteros de chaqueños. Tenemos cuatro barrios extraordinariamente grandes de tobas, que vienen corridos porque la soja los desplazó de su terreno y eso no es una política que se pueda solucionar desde Rosario, hay que solucionarla desde Buenos Aires”.
El textual no es de un hombre de la derecha tampoco de un cacerolero ni de un seguidor del nazi Biondini o de la pro dictadura Cecilia Pando. Lo dijo Hermes Binner, quien fue gobernador de Santa Fe y pretende ser el próximo presidente de los argentinos. “¿De los 40 millones?”, se preguntó atribulado Mondolfo, nuestro “pensador a secas”.
La historia muestra al socialismo pegado a dictaduras, gobiernos conservadores, promoviendo golpes de Estado y siendo funcional a gobiernos dictatoriales, como Alfredo Palacios que fue embajador de la Revolución Fusiladora (la que derrocó en 1955 a Juan Domingo Perón y lo proscribió durante 17 años).
Pero Binner, además de mostrarnos coherencia con el pasado nefasto, nos muestra una nueva cara: la de un unitario que pide a gritos que Buenos Aires le resuelva sus problemas. “¿Para qué quieren ser electos?”, se preguntó Rodolfo.
Para completar, Binner, el mismo que pide respeto por la Constitución nacional, la viola hasta en el discurso, tirando a la basura el Preámbulo, que nuestro “pensador a secas” aprendió de memoria, no gracias a la escuela, sino a escucharlo a Raúl Alfonsín repetirlo hasta el hartazgo en sus discursos de campaña, antes de ser elegido presidente en 1983.
“Nos, los Representantes del pueblo de la Confederación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las Provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer á [sic] la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Confederación Argentina”.
¿Qué diría Alfonsín de este progresista santafesino? Y estaría resignado, porque Binner no hizo otra cosa que repetir el mismo discurso que en 2006 lanzaba el intendente socialista de Rosario, Miguel Lifschitz (hoy senador), acusando al entonces gobernador chaqueño Roy Nikisch “de hacerse el distraído” ante la masiva migración de chaqueños a la segunda ciudad santafesina.
Y así se justificó: “El problema del municipio no tiene que ver con una falta de solidaridad, para recibir a los compatriotas que vienen corridos por la miseria, la desocupación y el hambre desde la provincia hermana de Chaco”.
En 2006, hace siete años, cuando socialistas y radicales no eran aliados políticos, Hugo Matkovich, que era ministro de Gobierno, retrucó: “Parece que todos los problemas que tiene Rosario son del Chaco... en Argentina hay libre tránsito de personas”.
De regreso al presente, después de un Juancito Caminador y llenarse los pulmones de tabaco, Mondolfo no pudo más que llegar a una reflexión ricotera: “Bobo suelto, cordero atado”.
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